Antes de que Egipto fuera Egipto, el sol creó el cielo y las aves que lo vuelan y creó el río Nilo y los peces que lo andan y dio vida verde a sus negras orillas, que se poblaron de plantas y de animales.
Entonces el sol, hacedor de vida, se sentó a contemplar su obra.
El sol sintió la profunda respiración del mundo recién nacido, que se abría ante sus ojos, y escucho sus primeras voces. Tanta hermosura dolía. Las lágrimas del sol cayeron en tierra y se hicieron barro. Y ese barro se hizo gente.
Eduardo H.Galeanohabía una voz(Teresa Delgado) © 2016
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